UNA REFLEXIÓN FINAL
Han pasado cuatro meses y cuatro días desde que empezó esta aventura convertida en viaje a India. Durante este tiempo he escrito en mi blog y en Facebook algunas de las impresiones que he tenido en este viaje por lo que volver a incidir en ello quedaría empalagoso.
Estoy en el aeropuerto de Kathmandù, en 1 hora cojo un avión que me llevarà a Delhi donde pasaré tres noches hasta el 29 en que emprenda el viaje de regreso a casa.
Todos los viajes tienen una parte de aprendizaje, de crecimiento personal y en todos tienes la sensación de que dejas cosas que nunca más volverás a recuperar. Hablo de sensaciones, de emociones, de la manera en que nos relacionamos con nuestro entorno, de la manera en que ínter actuamos con la gente que queremos, amigos y familia, esa manera en que lo hacíamos cuando nos fuimos y que ya nunca será igual cuando volvamos.
Todo viaje tiene una parte de introspección, de auto conocimiento en el que nos vemos en situaciones en las que nunca hemos estado y nos encontramos reaccionando ante ello de manera imprevista.
La distancia, la tranquilidad que crea el no ser juzgados por estar lejos de todo lo que nos condiciona en nuestra vida diaria nos permite ser personas libres a la hora de actuar sin preocuparnos de lo que el otro pensará de nosotros, lo que hace que nos veamos en situaciones nada encorsetadas y libre de toda mirada inquisidora.
Yo aprendí hace un tiempo, no mucho debo confesar, que no se podía agradar a todo el mundo, que el estar continuamente siendo lo que los demás esperaban que uno fuera creaba un nivel de stres tal que sí no se controlaba podía llegar a provocar un infarto.
Lamento mucho defraudar a todos aquellos que alguna vez tuvieron unas expectativas creadas ante mi persona, en ningún momento fue intencionado el defraudarles, simplemente aprendí que no podía dejar de ser yo mismo, y si eso implicaba el que no cuidara una relación de la manera que la otra parte esperaba que lo hiciera, así lo hacía.
No por no hacer lo que el otro espera de nosotros debemos ser juzgados como malas personas, simplemente habrá que replanteares lo que debemos o no esperar de las personas a las que queremos.
Una amiga me enseñó una frase de Woody Allen que hice mía en el momento en el que la leí, dicha frase dice más o menos: ""No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo"
Yo ya no intento agradar a todo el mundo y es más, me da igual que los demás piensen que no soy una persona agradable por no decir o actuar como ellos esperan que lo haga, creo que crear expectativas con las personas con las que nos relacionamos a diario puede hacer que la relación se convierta en una especie de sociedad privada en la que no haya espacio para la sorpresa o la improvisación.
En cualquier caso, si algo he aprendido en este viaje es que ser y actuar como uno mismo a veces crea conflictos, no sólo hacia las otras personas sino hacia nosotros que tenemos que aprender a aceptarnos con nuestros defectos y nuestras virtudes.
Quiero pensar que cada vez soy menos egoísta, que soy respetuoso con la opinión del vecino, que no juzgo sin saber, que pido disculpas cuando me equivoco, que pido disculpas incluso si ni siquiera sé sí me he equivocado y que no tengo el menos problema en decir que me he equivocado.
Por encima de todo me compadezco de aquellos que no saben comunicar de la manera correcta y eso hace que a veces existan malos entendidos que puedan llegar a crear conflictos que nunca lleguen a resolverse. Lamento muchísimo que haya gente que crea que es muy ecuánime y en el fondo están continuamente juzgando al de al lado por nos ser, decir, o actuar como ellos lo harían.
Vivimos en un mundo muy grande, compartiendo espacio con personas de todas las razas, mentalidades, creencias religiosas, ideas políticas, hábitos alimenticios, y creo que todas y cada una de ellas se merece el beneficio de la duda antes de ser juzgado.
Por ello, reitero, este viaje me ha abierto los ojos a todos esos que son juzgados sin pasar por una corte, sin abogados, sin defensa, sin juez y sin juicio.
Estoy en el aeropuerto de Kathmandù, en 1 hora cojo un avión que me llevarà a Delhi donde pasaré tres noches hasta el 29 en que emprenda el viaje de regreso a casa.
Todos los viajes tienen una parte de aprendizaje, de crecimiento personal y en todos tienes la sensación de que dejas cosas que nunca más volverás a recuperar. Hablo de sensaciones, de emociones, de la manera en que nos relacionamos con nuestro entorno, de la manera en que ínter actuamos con la gente que queremos, amigos y familia, esa manera en que lo hacíamos cuando nos fuimos y que ya nunca será igual cuando volvamos.
Todo viaje tiene una parte de introspección, de auto conocimiento en el que nos vemos en situaciones en las que nunca hemos estado y nos encontramos reaccionando ante ello de manera imprevista.
La distancia, la tranquilidad que crea el no ser juzgados por estar lejos de todo lo que nos condiciona en nuestra vida diaria nos permite ser personas libres a la hora de actuar sin preocuparnos de lo que el otro pensará de nosotros, lo que hace que nos veamos en situaciones nada encorsetadas y libre de toda mirada inquisidora.
Yo aprendí hace un tiempo, no mucho debo confesar, que no se podía agradar a todo el mundo, que el estar continuamente siendo lo que los demás esperaban que uno fuera creaba un nivel de stres tal que sí no se controlaba podía llegar a provocar un infarto.
Lamento mucho defraudar a todos aquellos que alguna vez tuvieron unas expectativas creadas ante mi persona, en ningún momento fue intencionado el defraudarles, simplemente aprendí que no podía dejar de ser yo mismo, y si eso implicaba el que no cuidara una relación de la manera que la otra parte esperaba que lo hiciera, así lo hacía.
No por no hacer lo que el otro espera de nosotros debemos ser juzgados como malas personas, simplemente habrá que replanteares lo que debemos o no esperar de las personas a las que queremos.
Una amiga me enseñó una frase de Woody Allen que hice mía en el momento en el que la leí, dicha frase dice más o menos: ""No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo"
Yo ya no intento agradar a todo el mundo y es más, me da igual que los demás piensen que no soy una persona agradable por no decir o actuar como ellos esperan que lo haga, creo que crear expectativas con las personas con las que nos relacionamos a diario puede hacer que la relación se convierta en una especie de sociedad privada en la que no haya espacio para la sorpresa o la improvisación.
En cualquier caso, si algo he aprendido en este viaje es que ser y actuar como uno mismo a veces crea conflictos, no sólo hacia las otras personas sino hacia nosotros que tenemos que aprender a aceptarnos con nuestros defectos y nuestras virtudes.
Quiero pensar que cada vez soy menos egoísta, que soy respetuoso con la opinión del vecino, que no juzgo sin saber, que pido disculpas cuando me equivoco, que pido disculpas incluso si ni siquiera sé sí me he equivocado y que no tengo el menos problema en decir que me he equivocado.
Por encima de todo me compadezco de aquellos que no saben comunicar de la manera correcta y eso hace que a veces existan malos entendidos que puedan llegar a crear conflictos que nunca lleguen a resolverse. Lamento muchísimo que haya gente que crea que es muy ecuánime y en el fondo están continuamente juzgando al de al lado por nos ser, decir, o actuar como ellos lo harían.
Vivimos en un mundo muy grande, compartiendo espacio con personas de todas las razas, mentalidades, creencias religiosas, ideas políticas, hábitos alimenticios, y creo que todas y cada una de ellas se merece el beneficio de la duda antes de ser juzgado.
Por ello, reitero, este viaje me ha abierto los ojos a todos esos que son juzgados sin pasar por una corte, sin abogados, sin defensa, sin juez y sin juicio.
1 comentario
Silvia Herrera -
Esa era la frase. Me alegra que te haya servido de algo. Ahora ya no la tengo en la cabecera de mi blog. La he cambiado por la siguiente: "Todo lo que deseas está al otro lado del miedo" (Jack Canfield). Ten cuidado a la vuelta. Hablamos. Un abrazo.