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UN BONITO AMANECER

Borneo, Sabah, Sempilok, un retreat en medio de la selva.
Ha llovido toda la noche, el gran Monzón ha hecho acto de presencia. Nunca el sonido de la lluvia sonó tan potente y armonioso.
Toneladas de agua caían sobre nuestro tejado y en lo único que podía pensar era en lo agraciado que era por tener la posibilidad de estar escuchando los sonidos de la naturaleza, de una naturaleza salvaje que como si de una sinfonía compuesta por ella misma se tratara, utilizaba la lluvia, el viento y la tormenta a modo de instrumentos, ofreciendo un maravilloso e irrepetible concierto.
Qué bonito es el camino que me está llevando a mi destino, qué maravilla de vida he elegido, qué bueno ser consciente de todo lo hermoso que hay a mi alrededor, y qué suerte poder disfrutar sin prisa sabiendo que cada etapa que me lleve a mi destino será igualmente maravillosa.
La vida es un regalo increíble que no somos capaces de apreciar en el día a día pero hay que aprender a hacerlo. Agradecer por estar aquí, por tener la posibilidad de disfrutar de ella y por ser felices.
Cada vez estoy más convencido de que no me equivoqué cuando empecé este camino. Fue hace mucho, esto no es algo de hace dos días. Ha habido un proceso y ese proceso está siendo muy beneficioso.
Qué más puedo pedir. Quiero vivir el momento, lo inmediato, me quiero rodear de gente que me aporte, que me entienda, gente con la que poder comunicar, con la que no tener que medir cada palabra que digo.
Tengo que confiar plenamente en que voy por el camino correcto, por mi camino elegido, olvidándome del ego, entendiendo que aceptando los caminos que los otros elijan aceptaré mejor el mío sin necesidad de convencer a nadie de que el que yo he elegido es el mejor, de que es el mejor para mí. Solo a mi mismo he de convencer.
Cuantas cadenas se han roto, cuantos apegos escondidos en el fondo del corazón salen a la superficie y se liberan para dejar espacio a la libertad, a mi libertad.
Feliz en India, Malasia, Borneo, Sabah, feliz en lo más profundo de mi corazón.
No puedo transitar caminos que no son míos, no quiero obligarme a compartir historias que no son mías. No quiero precipitarme ni quiero parar, quiero seguir por donde voy, por este camino sé que voy a llegar.

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