CURSO DE YOGA EN MYSORE

Se hace el silencio, se apaga la luz, reposamos nuestras palabras, nos abandonamos a la introspección, a la comunicación directa con Dios.

Ha llegado el momento de la búsqueda personal. Nuestro camino sigue pero esta vez en solitario.

Ya no existe el espacio para la discusión, para la confrontación. Ha llegado el momento de callar, de escuchar nuestra voz interior y comenzar una etapa limpia, una etapa que nos brinda la posibilidad de una segunda oportunidad-

¿Quién no deseó una segunda oportunidad? ¿ Cuantas veces hemos dicho eso de; "si supiera todo lo que sé ahora todo sería distinto"? Ya lo sabemos, ya lo hemos vivido, ya nos hemos equivocado, ya nos hemos quejado de no haber tomado la decisión correcta. Ahora tenemos la oportundad de volver a hacerlo, pero esta vez con todo el conocimiento aprendido. Todo lleva su tiempo. Hay que reconocer el momento, hay que seguir las señales.

Hemos estado toda la primera parte sembrando y sembrando contra viento y marea, sabiendo que algún día llegaría la cosecha. La cosecha ya está aquí, ya es el momento de recoger el fruto.

Ya se ha dado esa comunión entre lo racional y lo emocional, el yin y el yan.

Ya podemos empezar a pensar en esta segunda oportunidad, en esta segunda parte.

Se enciende la luz interior que nos iluminará el camino. Ya no hay luz al final del túnel, ya no hay túnel. Ya no hay luz porque la luz está en mí, la llevo yo todo el camino.

El silencio, la soledad, nunca sentirse solo, el silencio acompaña.

La reflexión, la meditación, la posibilidad de aprender de nuestros errores, llenar nuestro camino de amor, de armonía.

Ya no hay riesgo, ya no hay miedo, ya nunca habrá sensción de habernos confundido en la elección. 

La elección ya está hecha. Los apegos ya están rotos.