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VIVA LA VIDA

Envejecer no tiene que ser nada fácil cuando has sido una persona activa, resolutiva, con energía y cuando la vida te ha regalado unos genes que hace que no aparentes la edad que tienes tanto para los demás como para tí mismo.

Uno no se da cuenta cuando llega la vejez. Sabe que está ahí, pero se pregunta ¿cómo ha pasado todo tan pronto? 

Nos olvidamos de aquellos momentos en los que el reloj se paraba y deseábamos que corriera deprisa para que pasara algo desagradable o desafortunado, pero incluso esos momentos que parece que nunca van a pasar, pasan, y cuando pasan, llegan otros momentos que nos hacen olvidar aquellos, y así hasta que llegamos a la vejez, donde si algo nos queda es ese tiempo de espera nerviosa de un "no se que será, ni quiero pensar".

Cuando nacemos deberían empezar a enseñarnos a morir un poco cada día, no de una manera dramática, sino con naturalidad. 

Desde los púlpitos se nos ofrecen grandes paraisos para los que han sido buenos y terribles infiernos para los malos. No nos acordamos de ellos hasta que no llegamos a la puerta del purgatorio.

Yo creo que si desde que nacemos nos educan a entender que estamos de paso, que somos materia, energía, que al morir pasaremos a otro estado, todo sería diferente. Hay culturas donde se hace. En Japón por ejemplo, los ancianos son los Reyes.Para ellos son lo mejor. Se les respeta, se les venera, se les escucha, se les prepara de una manera sosegada para el siguiente paso y se convierte en una etapa a la que se llega con alegría, se les enseña a no tener miedos, miedos que se concentran alrededor de ese gran miedo que es la muerte.

En  nuestra cultura no se nos prepara, la vejez llega, y cuando llega, siempre es demasiado pronto.

¿Qué decir de aquellos que no quieren dejar esta vida?¿De aquellos que se van demasiado pronto? ¿De aquellos que se han ido estando presentes?

La vida es lo suficientemente maravillosa como para vivirla lo mas a tope posible, siempre dentro de unos órdenes, el que se quiera, pero siendo conscientes de que solo se vive una vez. 

Lo peor de la vejez, esa antesala a la muerte, es llegar a ella siendo conscientes de que no hemos disfrutado la vida. Eso es un gran putada.

En las "Enseñanzas de Don Juan" de Carlos Castaneda, el protagonista está en una contínua búsqueda de la felicidad, y no es hasta el momento que está en la sala de espera del purgatorio, cuando se da cuanta de si su vida ha sido dichosa o no. Pero ya es demasiado tarde. Él se muere. 

Cuando llegas a la vejez y lo único que te quedan son unos recuerdos malos de lo que fue tu juventud y de lo que a ti te habría gustado que fuera, el nivel de frustración que te crea es tan grande, que no eres capaz de discernir entre todos esos recuerdos los que sí fueron buenos.

Ahí está el quiz de la cuestión. Cuando uno hace balance de lo que sea, siempre se tiene que quedar con lo bueno y olvidarse de lo malo, así será mas fácil que la vejez sea mas llevadera.

Hay que solucionar los conflictos ahora, no esperar a aparcarlos y recuperarlos con el paso del tiempo para agarrarnos a ellos como una frustración que nos encadene a un pesimismo que nos lleve a un bucle de desesperación que acabe por amedentrarnos ante la vejez y por tanto ante la muerte.

Las pequeñas cosas que nos rodean nos pueden hacer mas feliz que las grandes aspiraciones personales que se nos puedan ocurrir. La verdadera felicidad radica en un principio fundamental, "estar a gusto con uno mismo", "tener la conciencia tranquila".

Hay que buscar el  momento, uno al día, cinco minutos, no mas, para regocijarnos en esos momentos maravillosos que hemos olvidado y que se han quedado escondidos en la memoria.

Recordar el primer beso. El primer amor. La primera vez que vimos el mar. el nacimiento de un hijo. La sensación que tuvimos la primera vez que hicimos el amor.

Recordar el último beso como el primero. El último amor como el mejor. El último día que estuvimos en la playa o cuando nación nuestro nieto. ¿Y que decir de la última vez que hicimos el amor? Y si no la recordamos porque fue hace mucho, hacer lo posible por volverlo a hacer, porque el amor, en todas sus vertientes es lo único que nos hará libres, el que nos hará de puente perfecto para llegar a la vejez sin miedo,  con la maravillosa sensación de que hemos sido felices, y así poder regodearnos en nuestra felicidad hasta que la guadaña llame a nuestra puerta.

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