DE VUELTA A LA RUTINA
Dejé de escribir en el momento en el que salió el sol. Estaba en Paraty, un verdadero paraiso y de repente pude ver por la noche como el cielo se llenaba de estrellas, lo que me hizo pensar que al dia siguiente tendría toda la suerte que el viaje me había negado hasta ese momento.
Entusiasmado salí a recorrer el pueblo con sus calles empedradas, los bares llenos de terrazas, gente paseando, comiendo y bebiendo, disfrutando de la noche espléndida que había venido a visitarnos. Ahí tomé conciencia de que Brasil es un país para visitar con buen clima. El sol es importante a la hora de disfrutar de la calle, de la noche, del día, de las playas, de los paseos por los Parques Naturales, y para contemplar el devenir de los Brasileños que disfrutan de todo ello con una naturalidad digna de envidia.
A la mañana sigueinete me levanté y saludé al sol. Me puse manos a la obra y me alquilé un barco, con unos cuantos, y me recorrí la bahía de Partay. Visitamos algunas de sus islas, de sus playas, me bañé, tomé el sol y esbocé una inmensa sonrisa durante todo el día que hizo que aquel que me mirara pensara que, o bien estaba loco, o era un ser muy agraciado.
El siguiente destino, y último que me quedaba por disfrutar, era Ilha Grande, una isla paradisíaca a la que definitivamente si se va con lluvia no se disfruta de la misma manera que se disfrute si acompaña un sol radiante. Y acompañó. Me bañé en sus aguas frias y cristalinas, pasee por su fina arena blanca y me perdí por el bosque de cañas y palmeras.
Me senté a ver la puesta de sol, me terminé Sidharta de Herman Hesse y me di cuenta por enesima vez de lo agraciado que he sido, que soy y que espero ser por poder sentir lo que siento en los sitios que visito. Se hace dura cada vez mas la ausencia de compañía, los viajes se hacen mas pesados, pero no quita el saber que pase lo que pase, lo que ya he visto y vivido se quedará ahí eternamente.
Gracias Brasil.
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