FIN DE UNA ETAPA, PRINCIPIO DE OTRA.
La vida está hecha de etapas. Vamos quemando etapas mediante las vamos viviendo. Al final, supongo, lo que hace tu vida son las diferentes etapas que has vivido.
El 4 de agosto de 2017 puse fin a una etapa, una etapa que comenzó en Buenos Aires a finales del 2003 y que en el 2017, 14 años aproximadamente después, puse fin.
Llegué a Buenos Aires huyendo de los ecos de una relación que me había sacado de mi centro, de mi vida estructurada, de todo lo que controlaba para dejar paso al descontrol, a ese descontrol que solo las emociones mas profundas son capaces de llevarte.
Buenos Aires se presentaba como el lugar donde olvidar, donde empezar de nuevo, donde desandar lo andado y ponerme de nuevo en un punto de partida, en la casilla de salida.
La sensación entonces era la que se tiene cuando se juega al parchis y cuando a punto de meter la ultima ficha en tu casilla, viene otra ficha y te come y tienes que volver a empezar.
Esta etapa me ha llevado por derroteros muy diferentes.He viajado mucho mas de lo que viajé en todas las etapas anteriores juntas. Supongo que la solvencia económica, la edad y las ganas, hicieron que esto fuera así.
En este blog hay un reflejo claro de lo que ha sido esa etapa. Aunque lo comence tarde, en el 2008, en él se puede ver los distintos estadíos por los que pasé.
Volvi a Buenos Aires con la intencion de terminar esa etapa, de ponerle fin. Había una necesidad de cerrar el círculo y si bien no sabía cómo sería, lo único que he tenido que hacer es dejar que todo fluya de manera natural.
Cuando decidí volver a Buenos Aires en el 2017, la excusa era poner en pie aquella obra de Teatro que a modo de catarsis, terapia personal, se empezó a fraguar en Mikonos. Hoy se que no tenía nada que ver con llevar al escenario esa obra, esa era la excusa.
Las etapas se cierran cuando uno siente que ya está, que ya aprendió. A mi me ha costado 14 años entender muchas cosas pero no me arrepiento. Siempre he dicho que lo importante no son las metas sino los caminos.
Mi camino se acaba ahora. Me libero de años de ansiedad pensando que mi paso por este mundo tenía que dejar huella. El otro día leí a Javier Marías que hablando de su próxima novela, decía que cuando nacemos inconscientemente tenemos la necesidad de dejar una muestra de nuestro paso por el mundo. Algunos tienen hijos, otros escriben novelas, dejan obras de arte para la posteridad y así su recuerdo nunca muere.
De pequeño siempre pensé que la manera de eternizarnos serria teniendo un hijo. Si morimos nuestros genes seguiran vivos en otros y nuestra semilla habrá creado una cadena infinita que solo se rompería en el momento en el que uno de los herederos geneticos la rompiera. Hoy pienso que eso es una tontería. ¿Quién quiere ser eterno? Me parece presuntuoso pensar que con nuestra obra seguimos vivos.
La vida tiene un ciclo y hay que aceptarlo, asumirlo y a partir de ahí disfrutarlo.
La mejor manera de dejar huella en este mundo es disfrutar de la vida en cada momento, no padecerla. Creo que es una suerte y un privilegio haber sido tocado por la varita mágica de la vida. Dicen que las posibilidades de que estemos aqui son una entre un trillón, ¿todavía necesitamos mas pruebas de que hemos sido elegidos entre millones para disfrutar de esto?
Yo voy a seguir disfrutando de lo que me quede. Acompañaré al que se vaya antes. Al que no sepa que es un regalo el poder disfrutar de un atardecer en Varanasi o de un amanecer en Vejer.
Lamento aquellos que siempre quieren lo que no tienen y que echan de menos lo que no tienen para no disfrutarlo cuando lo tienen.
Esto es lo que hay, no hay mas, no es poco, es mucho.
Disfrutemos de cada minuto, de cada momento, de cada conversación y convirtamos en deseo todo aquello que queramos, es la unica manera de conseguirlo.
Se acaba una etapa. Empieza otra. Empieza una etapa de madurez, de tranquilidad y sobre todo de amor, de mucho amor.
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