VIVE LENTAMENTE, MUERE VIEJO.
Últimamente me está pasando algo digno de comentar.
Desde qué llegué a India no he parado de tener sensaciones , emociones, pensamientos que nunca había tenido. Evidentemente es un País diferente, un País difícil de definir por lo grande y complejo de cada región, ciudad o pueblo. Hay muchas Indias y no sólo como digo en las diferentes regiones o ciudades, sino en una misma ciudad.
Conocer de primera mano la vida de gente que sobrevive como puede día a día, sentir las carencias no sólo materiales sino emocionales de muchos, te hace continuamente tomar conciencia de tu propia vida. Aunque no lo notes hay un autopsicoanalisis que te acompaña todo el tiempo y que se va adheriendo cada vez más a tu piel, la traspasa y se mezcla con la sangre para recorrer los vasos sanguíneos de todo tu cuerpo.
El curso de yoga que estoy haciendo está siendo duro, ya lo he comentado, pero no deja de ser un reto que día a día me hace sentir mejor.
Una de las cosas que he aprendido es que YOGA significa UNIÓN (Alma/Dios ; Cuerpo/Mente/Espíritu ) En la teoría aprendes que Yoga puede ser el camino del sufrimiento a la liberación, en la práctica, también.
Cuando trabajas con tu cuerpo al nivel que lo estamos trabajando en el curso, la respiración es tu única aliada para soportar los cambios que tu cuerpo experimenta con cada estiramiento. En medio de ese trabajo físico tu mente se libera y tus pensamientos se centran única y absolutamente en la respiración, tratando de que sea esta la que te conduzca a esa liberación del sufrimiento.
Mientras esto ocurre tu mente está en stand by, relajada, liberada y es entonces cuando empieza el verdadero sufrimiento , el sufrimiento de la mente.
Dice la Filosofía Budista que todo depende del Control de la Mente. Aquí también lo he vuelto a escuchar. Para conseguir el Nirvana, estado absoluto de relajación en la meditación, el control sobre la mente debe ser primordial.
Estos días bastante tengo con controlar mi cuerpo mediante la respiración como para estar pendiente de controlar mi mente. ¿Qué ocurre? Hay días que estoy con un subidón tremendo de adrenalina, excitado por los logros conseguidos pensando que todavía mi cuerpo me regala alguna alegría a mi edad. Ego, así se llama. Nada recomendable.
Como bien dice mi profesor, todo lo que sube debe bajar, y ni cuando está arriba es verdad del todo ni cuando está abajo tampoco, la verdad se encuentra en el equilibrio, en el punto medio.
La teoría se entiende y se intenta aplicar, el problema está cuando de repente estamos abajo, es ahí donde está el verdadero reto.
Debido a la dureza del ejercicio físico ha habido días que sin saber porqué me han dado ataques de ansiedad. La mente está tan relajada que de repente aparecen esos sueños de la razón que producen monstruos.
Lo he hablado con mi "maestro" y me ha dicho que no le de importancia, que le ponga rostro, que lo mire de frente, que le diga que sé que está ahí y que me haga su amigo.
No sé cómo uno se hace amigo de la falta de oxígeno, de la dificultad de poder respirar profundamente, de la sensación de mareo y embotamiento que a veces se produce en mi cabeza, pero debo aprender a hacerlo.
No me preocupa, ese es el primer paso. Cuando aparece la sensación la intento controlar con la respiración y creo que lo estoy consiguiendo, debe ser que están saliendo esos últimos brotes que quedaron almacenados en algún momento de este viaje que comenzó hace 46 años.
Algunos compañeros del curso están sufriendo episodios parecidos, debe ser normal pues Barat, así se llama el maestro, no sólo no le da importancia sino que con una sonrisa muy cálida te dice que todo está bien, así que TODO ESTA BIEN.
Hubo una época en la que se utilizaba mucho el dicho: Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver.
Yo creo que mucho de los males que acarreamos en los tiempos que nos han tocado vivir vienen un poco definidos por este tipo de afirmaciones.
En los 90 se rumoreaba que había un famoso banquero , que por cierto acabó en la cárcel , no como los de ahora, siempre impecable, con su pelo engominado, que para poder llevar el ritmo de reuniones, viajes, convocatorias, compra, venta, apariciones en la prensa, comidas con Ministros, regatas en Mallorca con el Rey, se endiñaba de cocaína lo que no estaba en los escritos; así podía llevar el ritmo que llevaba. Muchos le siguieron, lo pusieron como ejemplo. Por aquel entonces se creó la generación de los llamados "yuppies" , que nacieron en Nueva York a la sombra de Wall Street. Todos jóvenes, ricos y poderosos. Todo esto lo reflejó el cine de la época en películas como Wall Street o American Psycho, en la que por cierto hay una escena maravillosa en la que un grupo de yuppies compite a ver quien tiene la tarjeta de visita más "cool"
Todos los que ahora tenemos de 40 a 50 aproximadamente, crecimos con la idea de vivir deprisa, de hacer cuantas más cosas mejor, de aprovechar el tiempo, de intentar ganarle la partida a este, pero no nos dimos cuenta de que al igual que en la fábula de la Liebre y la Tortuga, el tiempo siempre gana, es por ello que te regala la vida para que la disfrutes.
Desde qué llegué a India no he parado de tener sensaciones , emociones, pensamientos que nunca había tenido. Evidentemente es un País diferente, un País difícil de definir por lo grande y complejo de cada región, ciudad o pueblo. Hay muchas Indias y no sólo como digo en las diferentes regiones o ciudades, sino en una misma ciudad.
Conocer de primera mano la vida de gente que sobrevive como puede día a día, sentir las carencias no sólo materiales sino emocionales de muchos, te hace continuamente tomar conciencia de tu propia vida. Aunque no lo notes hay un autopsicoanalisis que te acompaña todo el tiempo y que se va adheriendo cada vez más a tu piel, la traspasa y se mezcla con la sangre para recorrer los vasos sanguíneos de todo tu cuerpo.
El curso de yoga que estoy haciendo está siendo duro, ya lo he comentado, pero no deja de ser un reto que día a día me hace sentir mejor.
Una de las cosas que he aprendido es que YOGA significa UNIÓN (Alma/Dios ; Cuerpo/Mente/Espíritu ) En la teoría aprendes que Yoga puede ser el camino del sufrimiento a la liberación, en la práctica, también.
Cuando trabajas con tu cuerpo al nivel que lo estamos trabajando en el curso, la respiración es tu única aliada para soportar los cambios que tu cuerpo experimenta con cada estiramiento. En medio de ese trabajo físico tu mente se libera y tus pensamientos se centran única y absolutamente en la respiración, tratando de que sea esta la que te conduzca a esa liberación del sufrimiento.
Mientras esto ocurre tu mente está en stand by, relajada, liberada y es entonces cuando empieza el verdadero sufrimiento , el sufrimiento de la mente.
Dice la Filosofía Budista que todo depende del Control de la Mente. Aquí también lo he vuelto a escuchar. Para conseguir el Nirvana, estado absoluto de relajación en la meditación, el control sobre la mente debe ser primordial.
Estos días bastante tengo con controlar mi cuerpo mediante la respiración como para estar pendiente de controlar mi mente. ¿Qué ocurre? Hay días que estoy con un subidón tremendo de adrenalina, excitado por los logros conseguidos pensando que todavía mi cuerpo me regala alguna alegría a mi edad. Ego, así se llama. Nada recomendable.
Como bien dice mi profesor, todo lo que sube debe bajar, y ni cuando está arriba es verdad del todo ni cuando está abajo tampoco, la verdad se encuentra en el equilibrio, en el punto medio.
La teoría se entiende y se intenta aplicar, el problema está cuando de repente estamos abajo, es ahí donde está el verdadero reto.
Debido a la dureza del ejercicio físico ha habido días que sin saber porqué me han dado ataques de ansiedad. La mente está tan relajada que de repente aparecen esos sueños de la razón que producen monstruos.
Lo he hablado con mi "maestro" y me ha dicho que no le de importancia, que le ponga rostro, que lo mire de frente, que le diga que sé que está ahí y que me haga su amigo.
No sé cómo uno se hace amigo de la falta de oxígeno, de la dificultad de poder respirar profundamente, de la sensación de mareo y embotamiento que a veces se produce en mi cabeza, pero debo aprender a hacerlo.
No me preocupa, ese es el primer paso. Cuando aparece la sensación la intento controlar con la respiración y creo que lo estoy consiguiendo, debe ser que están saliendo esos últimos brotes que quedaron almacenados en algún momento de este viaje que comenzó hace 46 años.
Algunos compañeros del curso están sufriendo episodios parecidos, debe ser normal pues Barat, así se llama el maestro, no sólo no le da importancia sino que con una sonrisa muy cálida te dice que todo está bien, así que TODO ESTA BIEN.
Hubo una época en la que se utilizaba mucho el dicho: Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver.
Yo creo que mucho de los males que acarreamos en los tiempos que nos han tocado vivir vienen un poco definidos por este tipo de afirmaciones.
En los 90 se rumoreaba que había un famoso banquero , que por cierto acabó en la cárcel , no como los de ahora, siempre impecable, con su pelo engominado, que para poder llevar el ritmo de reuniones, viajes, convocatorias, compra, venta, apariciones en la prensa, comidas con Ministros, regatas en Mallorca con el Rey, se endiñaba de cocaína lo que no estaba en los escritos; así podía llevar el ritmo que llevaba. Muchos le siguieron, lo pusieron como ejemplo. Por aquel entonces se creó la generación de los llamados "yuppies" , que nacieron en Nueva York a la sombra de Wall Street. Todos jóvenes, ricos y poderosos. Todo esto lo reflejó el cine de la época en películas como Wall Street o American Psycho, en la que por cierto hay una escena maravillosa en la que un grupo de yuppies compite a ver quien tiene la tarjeta de visita más "cool"
Todos los que ahora tenemos de 40 a 50 aproximadamente, crecimos con la idea de vivir deprisa, de hacer cuantas más cosas mejor, de aprovechar el tiempo, de intentar ganarle la partida a este, pero no nos dimos cuenta de que al igual que en la fábula de la Liebre y la Tortuga, el tiempo siempre gana, es por ello que te regala la vida para que la disfrutes.
1 comentario
Teresa -
Anoche, antes de dormir un par de horas después de hacer mi meditación diaria, de haber estado relajada disfrutando las últimas horas del domingo con mis hijas, me sucedió algo parecido.
Tumbada en mi cama, preparando mi mente para ese largo y profundo descanso que me supone la noche, empecé a sentir un atisbo de episodio de ansiedad, más bien un estado de irrealidad inquietante que alguna vez me ha invadido. Entonces recordé esa ansiedad que en alguna ocasión he padecido, recordando a la vez el miedo que ésta traía acompañado, pero antes de que pudiera sentirme invadida por él, supe que la respiración y la no huida sino el enfrentamiento directo eran las herramientas que ahora tengo y me pueden ayudar a transformar esos momentos que en ocasiones pasadas me pudieron paralizar y aterrorizar.
Esta mañana me he despertado con el sentimiento de haber vencido al monstruo que hoy tiene cara y no es otra que la mía propia.