INDIA EN EL HORIZONTE.

He empezado a escribir este artículo varias veces y siempre acabo borrándolo. No estoy en lo que debo, pero sin embargo sé que es ahí donde debo estar ya que es esto lo que me dará el impulso y la posibilidad de poder llegar a lo que realmente me interesa y me traerá felicidad.

El trabajo es duro.

La noche, los clientes, el calor, los horarios, las comidas, las visitas, el gasto indecente, los pedos absurdos, los malos modales, la tristeza contenida de la gente que se refugia en agentes externos para encontrar una vía de escape a su nada apetecible vida.

Los que lo quieren comprar todo, los que se venden por poco, las envidias, los celos, el dinero, la fama, una estrella fugaz, un latido, una explosión. SILENCIO.

Me voy a India con Anita. Me voy a conocer su proyecto, a conocer a mis niñas, a Pinky y a Rinky. Me voy a pasar la navidad en un País Oriental donde la Navidad no se celebra, o sí?

Quiero salir, buscar, encontrar, indagar, crecer, conocer, meditar, viajar por Oriente, viajar por mi interior y poder llenarme de nuevo de ese equilibrio que estoy encontrando y que tanto me gusta.

Llega el momento de focalizar en esos pensamientos positivos. La crisis que nos acucia no nos deja pensar mas allá que en esperar, sentarse, cruzarse de brazos, cerrar la boca y así que pasen cinco años, volver a deshacerlo de nuevo.

Me niego a hacer eso. Que el mundo se pare que yo me bajo, como decía aquella canción de....de aquel que la cantaba.

La próxima vez que entre aquí será para escribir que ya pasó, que ya fue, que ya ocurrió, que estoy a punto de hacer la maleta e irme en busca de mi dorado interior que haré que salga al exterior y brille con tal intensidad que ni el sol podrá eclipsar.

Queda menos, no pasa nada, todo forma parte del proceso, este parto durará lo que tenga que durar y entonces nacera ese nuevo ser que solo traerá felicidad.

Hasta pronto India.

P.D: Por fin lo pude escribir.