LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER
Tengo la suerte de tener unos amigos maravillosos repartidos por el mundo. Por allí por donde estuve dejé un amigo, gente a la que seguí el rastro en algunos caso y gente de la que no volví a saber.
Una vez uno de estos amigos, de los que no solo seguí el rastro sino que lo compartí, amigo de esos de los que sabes que nunca faltarán, que siempre estarán, que has compartido momentos que quedarán por siempre grabados en la memoria, no entendía que pudiera ser tan amigo de tanta gente y no tener relación ya con ellos.
Me decía que esos no eran verdaderos amigos, sino que eran solo conocidos. Se equivocaba. Hay gente con la que he compartido a lo mejor tres días de mi vida a los que consideraré por siempre amigos íntimos, ya que es en situaciones determinadas cuando el sentimiento de amistad aflora con mayor intensidad.
A veces es al contrario, los amigos de "a diario" no son tan íntimos como creemos.
No somos conscientes del efecto que despertamos en otras personas, y a lo mejor nosotros consideramos normal cosas que otros consideran extraordinarias.
Quién es capaz de medir el afecto? Quién es capaz de decidir si lo que nosotros consideramos amigos no lo son, ya que tienen otra manera de medir esos afectos?
Ya hace tiempo que dejé de comparar los distintos niveles de afecto, gracias a Dios. Desde que somos pequeños nos vienen con esa preguntita: ¿A quién quieres más a mamá o a papá?
Las parejas siempre están midiendo su amor: "Tu no me quieres tanto como yo a ti".
El amor no se mide , la amistad tampoco. Es algo que se siente, con mayor o menor intensidad, pero nunca se puede decir en terminos matematicos dicho nivel. "Te quiero de aquí a la luna y vuelta", eso es una definición.
Tengo familia en New Jersey; un primo, su mujer y su hija. A mi primo lo ví de pequeño, a lo mejor. Digo a lo mejor porque ni lo recuerdo. A sus hermanos tres cuartos de lo mismo, y sin embargo somos primos hermanos.
De pequeños vivían a 100km de mi, pero nunca nos vimos.
El año pasado fui a New York y me comentó mi madre que porqué no iba a verlo. La petición me pareció cuanto menos curiosa, nunca, estando muchísimo mas cerca, me invitó a que fuera a verlo.
Yo, que soy muy independiente, pensé que era raro eso de ir a ver a un primo al que no había visto en 30 años aprox, pero por distintas circunstancias decidí quedarme en su casa, en la de su familia, en la de su mujer y su hija.
Mi primo no me conocía tampoco, pero desde el primer momento conéctamos. Seguramente ha hecho por mi cosas mas importantes en tan poco tiempo que ninguno de mis amigos de a diario a hecho nunca, y lo ha hecho porque ha querido.
Es en el detalle donde se encuentra eso que llamaba "medición". Mi primo entre muchas otras cosas me ofreció su afecto sin conocerme, me ofreció la historia de su vida y me acompañó al aeropuerto cuando me iba y se quedó conmigo hasta que salió el avión en la puerta de embarque, y él no cogía ese avión. Mi primo, aunque no lo vea todos los días, ni hable con él todo los días, ni le mande mails todos los días, tiene un lugar muy especial , junto a su mujer y su hija, dentro de mi corazón. Y aunque a algunos les suene cursi esto que digo, que se joda, el afecto, la amistad y el amor, lo hacen cursi aquellos que no saben como sentirlo.
Un saludo muy especial, con abrazo de oso incluido para Lucía, a toda su familia.
Os recuerdo Fernando, Betty y Lucía.
2 comentarios
Antonia -
Yo tb me he instalado en algunas vidas y lo más importante de todo es el amor ,el compartir ,el reir, el bailar el ..........
Fernando M. -