SER DEMASIADO BUENO ES MALO
El otro día estaba leyendo un artículo en internet, cuando ví un anuncio de La Sexta que hablaba de un nuevo programa.
En dicho anuncio se decía que dicha cadena había comprado los derechos televisivos de un programa de mucho éxito en USA llamado "El Aprendiz".
El programa en USA lo presentaba Donald Trump, uno de los empresarios mas ricos de aquel país, y en él, 14 personas de distinto sexo y divididos en dos grupos de siete, tenían que, semanalmente, pasar unas pruebas relacionadas con el mundo de la empresa, del marketing. Se podría decir que buscaban gente emprendedora, futuros empresarios.
Decía también ese anuncio, que el premio, aparte de una considerable suma de dinero, era un puesto de trabajo en la empresa del empresario que presentara dicho programa en La Sexta, entre los que se hablaba de la posibilidad de Emilio Botín, Amancio Ortega o Emilio Aragón.
Yo, para no perder la costumbre, mandé c.v y carta explicando el porqué pensaba que sería un candidato perfecto para el programa. En esa carta decía que durante toda mi vida había sido eso, un aprendiz, y que creía que había llegado el momento de dar un paso más, y que como tenía un proyecto personal en mente, creía que el programa podría ser un buen puente.
Me contestaron a la semana diciéndome que mi carta había sido seleccionada y me convocaron a un casting.
Cuando llegué al lugar de la convocatoria, un Hotel en Madrid, me encontré con unas 70 personas aproximadamente que vestían como ejecutivos, tanto ellas como ellos. Yo me había puesto un vaquero, camisa, chaqueta y zapatillas de deporte, algo informal.
Nos metieron en una sala a todos y nos pidieron que no habláramos, que nos darían un formulario y que junto a nuestro c.v lo llevaramos todo el tiempo con nosotros. Al rato fuimos pasando de 8 en 8 a una habitación.
Cuando me tocó el turno, me dirigí junto a 7 mas a una habitación donde tres personas presidían una mesa junto a 8 sillas vacías puesta en semicírculo . Nos dijeron que nos sentáramos y nos invitaron a, en 30 sg, presentarnos, y , una vez presentados, debatieramos durante 10 minutos el porqué considerábamos que éramos los candidatos ideales.
Los que allí estaban empezaron a decir sus curriculum y el que menos tenñia un master en dirección de empresa. Todos eran licenciados en carreras superiores, y algunos hasta tenían su propia empresa.
Cuando empezó el debate la cosa se puso seria. Todos gritaban como queriendo imponer un criterio absurdo en el que lo que primaba era el dejar claro que para ser un buen empresario había que ser un tiburón. Yo defendí desde la tranquilidad una postura más humanista, tratando de no interrumpir e icluso en algún momento de moderar el debate.
Al finalizar nos dijeron que sólo 4 habíamos pasado la prueba, y como si del Método Groholm se tratara, nos convocaron a una entrevista personal grabada.
Cuando entré , un tipo de unos 30 años, cara amable, espigado, camisa y corbata sin chaqueta, y una cámara de video a su vera, me esperaba.
Una vez hechas las presentaciones pasó a entrevistarme. Era la primera vez que hacía algo así, nunca antes había tenido que hacer una entrevista de trabajo, siempre me cogieron por c.v.
El tipo me comentó que fuera yo mismo, y pasó a entrevistar, conversar, conmigo. Hablamos de la vida, de mi, del trabajo, del dinero, de lo humano y lo divino.
Fue una conversación de 1 hora, cuando lo normal estaba siendo 20 minutos. Cuando terminamos me comentó algo que me dejó sorprendido y a la vez halagado.
Me dijo que creía que yo no era el perfil que buscaban, ya que era una persona con un corazón muy grande y aspecto de buena gente. Me dijo que el mundo de la empresa estaba llenos de tiburones y que si entraba en el programa me iban a comer. Yo, atónito, nunca pensé que pudiera llegar a empatizar tanto con un psicólogo, le dije que lo que había visto de mi enla entrevista era una parte de mí, probablemente la parte mas cotidiana, pero que yo, si me atacan me defiendo, y que siempre fui una persona a la que ni comieron ni intentaron hacerlo en el pasado, y que con 42 años, podía decir que había sobrevivido a muchas cazas de bruja o merienda de tiburones.
Nos despedimos, con la sensación yo de que todo estaba perdido, y me fui.
A los tres minutos me di la vuelta ya que me había venido a la mente una persona que sin ser un tiburón, había llegado a lo más alto del mundo empresarial.
Entré de nuevo en su despacho, cerré la puerta, me cercioré de que la cámara estuviera apagada y dije : "Emilio Aragón, tu jefe, es un ejemplo de lo que yo soy". El tipo se levantó sigilosamente, se acercó hasta mí y con voz muy baja me dijo; "Emilio Aragón es un hijo de puta".
Ante tal respuesta no pude decir nada mas. El joven psicólogo me cogió del hombro y me dijo: "No te preocupes, no pasa nada" y me fui.
1 comentario
Anita -