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ABRAZA EL CONTROL, LIBERA LAS EMOCIONES.

Mayo del 2017. Bueno Aires. 

Hoy ha llovido, el otoño se está dejando ver poco a poco, sin prisa. Mañana hará bueno, he leído el parte meteorológico y parece que así serán los próximos siete días.

En España ya disfrutan del calor primaveral.

Si, estoy en Buenos Aires, otra vez. 

Ni Bali, ni Nueva Zelanda, ni Australia.

Un día, mientras ibamos al aeropuerto de Barcelona desde Stiges, Sam me preguntó que si pudiera elegir que sería lo que me gustaría hacer. Yo le dije que me gustaría escribir, producir y dirigir mis propias obras de teatro. Han pasado casi diez años desde entonces y aquí estoy, con TERAPIA PARA DOS, con la intención de montarla en el circuito independiente de Buenos Aires.

Durante mucho tiempo he tenido la sensación de que era demasiado racional, que controlaba demasiado cada una de las situaciones a las que me enfrentaba, que dejaba poco espacio para la improvisación. Eso me ha llevado a estar contínuamente saliendo y entrando de historias con la necesidad de acompañar esa parte tan estructurada de una parte mas emocional, mas sensible, mas artística. He llegado a pensar que buscaba la emoción porque tanto control racional no era bueno y ha sido aquí, ahora, con la distancia que me da la perspectiva de ser mas objetivo, cuando me doy cuenta de que todo lo que tengo se lo debo al control tan férreo que he ejercido siempre sobre mi vida. 

He recorrido medio mundo, he vivido en diferentes paises, he conocido a un sinfín de personas interesantes que han hecho que mi vida haya sido, siga siéndo, mucho mas interesante de lo que nunca imaginé. Me he comprado dos casas en Vejer de la Frontera. Las he reconstruido, decorado, vivido y disfrutado. He trabajado en uno de los clubs mas emblemáticos del mundo. He hecho cine, teatro, televisión. He escrito Teatro, cine y hasta estoy con una novela. He querido huir siempre del control racional que como si de una lacra que me arrastrara a lugares ocultos he intentado taponar inyectando trazos de emoción, y es en el momento que quiero abrazar la emoción cuando mas he fallado, cuando peor me ha ido.

Hoy, aquí y ahora, reconozco ante Dios, el mundo y quién quiera que vaya a leer este artículo de mi blog, que me he eqivocado muchísimo al querer huir del control, ya que el control me lo ha dado todo. Es por eso por lo que abrazo al control, lo acojo, lo recibo, lo enfrento y lo quiero, pero entiendo que lo único que no debo controlar son las emociones, que es lo que inconscientemente he estado haciendo durante todos estos años.

Las emociones hay que vivirlas, esperarlas, sacarlas, disfrutarlas o padecerlas pero nunca controlarlas.

Hoy empieza una etapa en la que Libero a las emociones, las dejo que entren, salgan, se apoderen de mi, me arrastren, me lleven por donde quieran que yo las dejaré hacer sin tener el control sobre ellas. 

Abrazo el control racional sobre mi vida, ese es el que me está llevando a todos los éxitos. A partir de ahora, abrazo el control sobre todo menos sobre las emociones.

Marco Berger en la clase de interpretación me dijo el miercoles que tenía en la cabeza un guionista que me iba diciendo contínuamente cada cosa que tenía que decir adelantandome a la emoción. Me hizo entender que el teatro y el cine , son como la vida misma; dos caras de una misma moneda.

Enseguida vió que no me relajaba y que estaba demasiado tenso, que todo en mí estaba estructurado y premeditado.

Creo que en diez minutos supo analizar algo que yo he estado evitando durante años y que ha sido el gran mal que me ha hecho ejercer un control exagerado sobre mis emociones.

Hoy escribo en el blog después de un año para dejar constancia que ya le he puesto nombre al problema. Ahora solo queda solucionarlo.

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