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LA FELICIDAD DE NUEVO.

LA FELICIDAD DE NUEVO.

 

 

De la felicidad se habla mucho. Y se lee. Hay gente que lee manuales sobre la felicidad en el autobús o en el metro de camino al trabajo. Me pregunto si todos esos lectores que hunden su mirada en un libro de autoayuda tienen algo en común: ¿son todos ellos infelices? ¿comparten el mismo afán de aquel que lee un libro religioso? ¿se aprende a ser feliz o el que nace con la sombra de la desgracia en su carácter está marcado para siempre? Varias universidades de Estados Unidos, Europa y Australia, han realizado el más completo estudio sobre la felicidad hasta el momento. No se trata de elucubraciones sino de un abrumador estudio de campo que ha saltado fronteras tratando de encontrar elementos comunes en la sensación de felicidad o desgracia que acompaña a los seres humanos a lo largo de la vida. Que el dinero no da la felicidad es algo que se confirma, siempre y cuando, añade el estudio, que se hayan cubierto las necesidades básicas. Pensemos porqué los malagueños se declaran, en general, más felices que los suizos. En mi opinión, razones no les faltan. Pero eso es otro asunto. Hay aspectos en el estudio menos transitados y, por tanto, más curiosos: el período de la vida donde se concentran los mayores estados de infelicidad está comprendido entre los diecisiete y los cincuenta años. La infancia es, si se da en buenas condiciones, esa época en la que se atesora una batería de felicidad para el futuro, y los años de juventud y madurez, o sea, de productividad, son aquellos en los que se acumula una mayor cantidad de angustia y ansiedad. 

Esto me deja bastante tranquilo, ya que, si me ciño a dicho estudio, los mejores momentos están por venir, y eso que, en mi caso concreto, los que han pasado tampoco han estado mal.

Lo que está claro es que en el mundo hay una constante búsqueda de la felicidad y que cada uno coge el camino que cree conveniente.

Que la infancia es, en general, una de las mejores épocas, no me extraña, las preocupaciones que se tienen son ínfimas y todo lo que vas conociendo es nuevo por lo que la capacidad de sorpresa, que va muy ligada a la felicidad, es mayor-

No voy a esperar a los 50 , pero está bien saber que hay un estudio que dice que es a partir de esa edad cuando uno encuentra mas fácilmente la felicidad.

En definitiva, como decía aquella cita de alguien que ahora no recuerdo, LOS 50 SON LA JUVENTUD DE LA EDAD MADURA.

A partir de los cincuenta, dice el estudio (no se trata de mi opinión), comienza una línea ascendente hacia la satisfacción, porque son más felices aquellos que viven en paz con sus limitaciones. La cultura de las últimas décadas, tan generadora de necesidades absurdas, ha trastornado (esto sí es opinión mía) la felicidad de la infancia, pero, en general, siguen siendo los viejos y los niños los más dotados para el disfrute. Es cierto que ser viejo duele en los huesos, pero al parecer provoca más dolor el deseo frustrado de tener una vida distinta de la que nos ha tocado en suerte.

 

 

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