UNA PELÍCULA AMERICANA
Hay una película americana, de blockbuster, de las que se acompañan con palomitas y coca cola, que me dió mucho que pensar.
No me suele pasar con películas, digamos fáciles, pero esta me hizo pensar sobre la importancia de tomar decisiones o dejarlas al destino.
La historia: chica conoce a chico por internet.
En uno de tantos foros donde gente solitaria cree va a encontrar el gran amor de su vida, generalmente es gente que ha intentado todas las posibilidades y ya solo le queda esa, una chica conoce a un chico.
Ella vive en otra ciudad, lejos de él, pero después de un mes conectándose a internet se crean unos lazos que ninguno de los dos pensaron se podrían crear.
Cuando uno vive solo, se siente solo, y encuentra en internet una ventana que le pone en contacto con alguien que cree va a ser la persona que le va a salvar, se crean unas expectativas que dificilmente se cumplen.
En el caso de la película la situación era la siguiente:
- Chico de familia bien, arquitecto, diez años viviendo con su chica, amigos y familia standar y con una casa maravillosa, con dos perros, sin hijos-
- Chica de familia desestructurada emocionalmente, solitaria, con varios fracasos emocionales a sus espaldas, creativa de publicidad, que no encuentra nadie que la entienda.
Cuando los personajes se conocen, se crea una ilusión que solo se puede creer en una película americana.
Él le cuenta que su vida es muy normal, que siempre ha sido una persona a la que le ha gustado el factor sorpresa, pero que su vida carece de él. Se ha acostumbrado a un vida fácil que se repite día a día y que va regida por unos tiempos que van dando paso a cada etapa.
Ella, que nunca ha tenido dos días iguales en su vida, le abre la puerta a un mundo desconocido, donde las emociones mas simples, la risa, la conversación, las angustias, los miedos, los sueños, empiezan a formar parte de ella.
Se empiezan a ver por skype y , como en toda película americana que se precie, los protagonistas no pueden ser mas guapos. Enseguida se atraen. Él, aún sabiendo que ella sabe que tiene una relación de 10 años con otra mujer, le dice que siente algo especial por ella, que cada vez piensa mas en ella, y que por supuesto se está enamorando.
Ella, que se enamora muy fácilmente, se enamora.
Se crea una relación en la que, los besos a la pantalla del ordenador, como si fuera la boca de ellos, las miradas silenciosas, las sonrisas cautivas, se convierten en una parte esencial.
Y deciden verse. Con los nervios en ambos, sabiendo que lo que han construido desde hace un mes se pueda volatilizar en el momento en el que se vean, él, va a visitarla a ella y cuando la ve, en el apartamento de ella, se abrazan y ya no se pueden separar.
Pasan 24 horas juntos, en las que la pasión, el amor, la sensualidad, el deseo, impregnan cada mínuto.
Cuando él se tiene que volver a su vida, con ella absolutamente enamorada, él supuestamente también, deciden meterse cada uno en un ascensor, darle a un piso cualquiera, y si el destino les hace encontrarse en el piso que ambos han llamado, dejarán toda la vida que tengan y empezarán una en común.
Cada uno se mete en un ascensor, y a la vez le dan al mismo piso, al número 22. El problema es que en el de él, alguien, en otro piso, lo ha llamado antes, por lo que hace una parada, lo que hace que cuando ella llega al 22, vea, es uno de esos ascensores con números, que el de él se ha parado en el 11.
Lo que ella no sabe es que no ha sido él el que le a dado al 11, sino que un padre y un hijo, ambos disfrazados de diablo, es Halloween, han sido los que han hecho que dicho ascensor se parara, pero eso ella no lo supo.
La cuestión es la siguiente: ¿porqué somos tan cobardes de poner en manos del destino nuestra vida y no somos capaces de tirarnos a la piscina cuando todos estamos deseosos de que nos pase algo extarordinario? ¿Porqué tenemos miedo a dejar una vida que no nos gusta por otra que podría ser la que siempre quisimos tener?
El ser humano es un mar de contradicciones, cuando tiene lo que quiere no lo quiere mas, y cuando no lo tiene lo desea.
El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.
1 comentario
silvia -
No hay mayor ciego que el que no quiere ver...
te quiero
Silvia