VISITA INESPERADA
Las visitas inesperadas suelen ser las mas deseadas, en la mayoría de los casos por supuesto. Con ello no quiero decir que las concertadas no lo sean, pero las inesperadas tienen ese algo de ilusión momentánea que perdura en el recuerdo.
El otro día estaba medio liado con mis cosas. Estaba asistiendo a unas conferencias muy interesante sobre economía creativa, terminando de definir el logo de la empresa, mandando a la imprenta los diseños de las tarjetas de visita, aquí si no tienes tarjetas de visita no eres nadie, y preparando nuestro primer proyecto RE-TRATA ARGENTINA.
Cuando llego a casa, a eso de las 7 de la tarde, después de haber salido a las 9 de la mañana, abro mi mail y me encuentro con un mail de Vanessa, diciéndome que está en Buenos Aires.
Me decía que me había mandado un mail al otro correo, el cuál ya no abro casi, y que al no contestarle supuso que algo no iba bien, así que miró en uno de esos mails compartidos de Petro y vió mi mail actual.
Me decía que esperaba no fuera demasiado tarde, que si leía el mail a tiempo la llamara y quedáramos para cenar.
Dicho y hecho. Llamé al Hotel, pregunté por su habitación, y le dejé un mensaje en el contestador.
A las 10 aproximadamente, Vanessa estaba entrando por la puerta de mi apartamento en Buenos Aires. Nos fundimos en un fuerte abrazo, las distancias es lo que tiene, aunque has visto a alguien hace tres semanas, el hecho de volver a verlo a 13000kmts de tu país, parece que aviva la emoción y el cariño.
Nos bebimos una copa de vino, le enseñé mi casa, mis logos, mis ideas, y nos fuimos caminando hasta MILION, un restaurante que elegimos 5 años atrás cuando yo vivía aquí y ella tenía el vuelo Madrid.Buenos Aires.
Vanessa es de esas personas a las que aunque no la vea con toda la frecuencia con la que veo a otros amigos, hace que parezca cuando la veo, que la ví el día anterior. La conversación fluye, las copas ayudan, los mojitos de MILION lo mejor. La carne, ella venía con ganas de carne argentina, lo peor.
Hablamos de lo humano y lo divino, del tiempo, de las causalidades y las casualidades, de los sueños, de la vida, de nosotros, pero por encima de todo nos divertimos, sonreimos, nos reimos, y nos reencontramos.
Cerraron el restaurante y nos tuvieron que echar. Los dos , alegres, alcoholizados mas de la emoción y la alegría que del propio alcohol.Ella volaba por la mañana, yo me levantaba tempraqno, así que nos cogimos un taxi, la dejé en su Hotel y yo me volví a casa.
Fueron 4 horas aproximadamente, 4 horas en las que de repente, toda la esencia de lo que verdaderamente vale la pena en esta vida, estuvo presente encima de la mesa y por supuesto dentro de esos mojitos.
Gracias Vanessa por regalarme con tu presencia ese momento de felicidad que permanecerá por siempre guardado en mi corazón.
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vane -
mary -